Si estuviste buscando soluciones de packaging, probablemente te hayas encontrado con este término y te preguntes, ¿qué es el PLA?
Hoy te contaremos por qué este material es diferente a la mayoría de polímeros termoplásticos. Sigue leyendo y descubre por qué este material se convirtió en la estrella de las impresiones 3D.
Quienes son emprendedores saben lo importante que es definir los materiales con los que conformaremos nuestro packaging. Existen muchas opciones disponibles y, entre ellas, el PLA se destaca como una alternativa que, en principio, se presenta como ecológica. Hoy en día, los consumidores son cada vez más conscientes de la necesidad de cuidar el medioambiente y valoran especialmente la búsqueda de opciones en ese sentido.
La gran diferencia del ácido poliláctico (PLA) frente a la mayoría de polímeros termoplásticos es que se deriva de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar. Una gran parte de los plásticos, por el contrario, se derivan de la destilación y polimerización de reservas de petróleo no renovables. Los plásticos que se derivan de la biomasa (por ejemplo, PLA) se conocen como “bioplásticos».
Esta característica lo hace una opción para cuidar el medioambiente, ¿pero es verdaderamente una alternativa ecológica? Investigaremos cómo se produce, qué usos se le da y cómo se puede tratar. Sigue leyendo para enterarte más.
¿El PLA es ecológico?
Este material de impresión 3D es uno de los más populares y utilizados. En comparación con otros materiales, es sencillo para imprimir y muchos lo consideran un material más seguro y sostenible ¿Por qué? Porque este bioplástico puede producirse a partir de equipos de fabricación en existencia (incluso los pensados originalmente para la industria petroquímica). Esta característica hace que la producción resulte rentable y, en consecuencia, se produzca en cantidad. El PLA es segundo, detrás del almidón termoplástico, en volumen de producción dentro de los bioplásticos.
¿Cómo se produce el PLA?
El ácido poliláctico (PLA), se produce a partir de materias primas de origen natural y renovables como lo puede ser el maíz y forma parte del grupo de los poliésteres como un polímero sintético. De las plantas se extrae el almidón y la glucosa, y a través de la adición de distintas enzimas se convierte en dextrosa. Microorganismos presentes en el ácido láctico lo fermentan y lo convierten en polilactida. En consecuencia, tiene lugar la polimerización: a partir de cadenas moleculares con propiedades similares a los polímeros con base de petróleo.
El PLA se hace a través de diferentes procesos: la condensación y la polimerización. La técnica de polimerización más común se conoce como polimerización con apertura de anillo. Este es un proceso que utiliza catalizadores metálicos para crear moléculas de PLA más grandes. El proceso de condensación es similar, siendo la principal diferencia la temperatura durante el procedimiento y los subproductos (condensados) que se liberan como consecuencia de la reacción.
Este proceso hace que el PLA, que se produce a partir de materias primas naturales, no utilice combustibles fósiles como el ABS. El petróleo es un recurso no renovable y por eso la existencia de estas alternativas debe ser considerada como altamente positiva.
Los debates en torno al PLA
Si bien no hay dudas de que, al no necesitar petróleo para su fabricación, el PLA es una alternativa más sostenible y segura que otros componentes, existen debates éticos que se preguntan si es justificable utilizar alimentos para producir plástico frente a una población mundial en escasez. Existen muchos estudios sobre el consumo de combustibles fósiles y de agua en la producción de estos bioplásticos que se cuestionan también su influencia en la producción de alimentos. La mayor duda es si la producción de bioplásticos podría competir con la producción de alimentos.
¿Es el PLA biodegradable?
Hablamos de un material biodegradable cuando éste puede ser biodegradado, mientras que nos referimos a material compostable cuando se conduce a desarrollar composta. Si bien casi cualquier material se descompondrá tarde o temprano, las condiciones ambientales para la biodegradabilidad son las que marcan la diferencia.
Mientras que el compostaje es un proceso llevado adelante por el hombre, la biodegradabilidad está dada por el tiempo. La normativa europea considera un polímero compostable si se convierte en 6 meses en al menos 90% de microorganismos en CO₂ en una planta de compostaje industrial.
El filamento PLA es compostable, sin embargo, solo lo puede hacer en el compostaje industrial. Para que sea totalmente degradado se necesitan las condiciones que presenta una planta de compostaje industrial: temperatura, humedad controlada en presencia de ciertos microorganismos. En estas condiciones, el PLA puede ser degradado en muy poco tiempo con temperaturas que superen los 55-70º C.
¿Cómo tratarlo?
Es importante recordar que los bioplásticos PLA no son biodegradables sin pasar por una planta industrial. Dejados al aire libre el PLA necesita al menos 80 años para descomponerse, por tanto también contribuye a la contaminación producto del plástico y los microplásticos. Saber esto es entender que el PLA no debe arrojarse nunca a la naturaleza o intentar tratarse en compostadores domésticos.
El PLA también se puede reciclar. De existir canales de recolección de residuos de PLA, se podría incluso resolver la problemática de la distinción del PLA de otros polímeros.
Sus diferentes usos
El PLA es muy reconocido y adecuado para el envasado de alimentos: frutas, verduras y carne se benefician de sus cualidades. Es insípido y resiste al calor hasta los 40 grados centígrados y, al mismo tiempo, se puede producir en tamaños y formas diversos, inclusive el conocido film.
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